Siempre he tenido sentimientos contradictorios sobre la Peregrinación andante al Rocío. Siempre, pero últimamente aún teniéndolos, me deja buen sabor de boca, y un buen saco de buenas experiencias y mucha convivencia.
Nos volvemos a encontrar a una Peregrinación en auge, creciente, difícil, con muchísimas trabas administrativas, dura en casi todos los aspectos, pero en parte, tranquila y experimentada. No dudaría en decir, que cuesta más organizar ésta peregrinación, que una Cofradía, además lo afirmo sin dudarlo.
Quizás en ella habría que ser un poco más estricto con las normas, y más selectivo en su composición. Esto es una Hermandad, y los que van trabajando pagan su cuota de inscripción igual que los demás, y a veces eso eso nos olvida. Esto es una Peregrinación religiosa, si se pierde el espíritu, es senderismo, o yo que sé.
Este año, unos hermanos que nos traen aire fresco, así como bebidas recuperadoras, han tenido un detalle señorial con el SEÑOR. Que mejor que con Él. Ellos que vienen desde el primer año, han tenido a bien por el treinta aniversario, regalarle unos gemelos en oro, con los dos escudos. El escudo de la Hermandad del Gran Poder, y el escudo de la Hermandad del Rocío. Poco más hay que decir.
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