lunes, 23 de marzo de 2009

alargando el tiempo


Menos de quince días, para el ansiado, deseado, soñado, ilusionante Domigo de Ramos. A mi me queda la sensación de que todo avanza demasiado deprisa. Aún miro atrás y me parece ayer, cuando en las mañanas frías de invierno, hacíamos planteamientos de cultos, y bajamos enseres para su limpieza, pero resulta que ya ha terminado casi todo. Como dijo aquel:”el principio del fin, es el día esperado”. Esperaba con ganas los traslados y la Función, y del ansia y tanto soñar, ya se ha quedado atrás, a veces lo soñado y lo vivido se confunden. Y hoy al mirar atrás o ayer mismo, me llevo la sensación que todo ocurre demasiado deprisa.
Me planteo seriamente vivir en su plenitud, estos últimos días de vísperas, quiero que no se me escape nada, que en el trabajo y la faena que queda por completar, se saboree con felicidad, y no se convierta en una prisa que lo transforme en agobio. Quiero llegar al Viernes de Dolores, y como culmen de vísperas, besar el pie del Antiguo, Señero y Santo Cristo de la Vera Cruz, como día de cierre de la preparación, de la llegada de todo.

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