Aún por limpiar los zapatos romeros y el sombrero deambulando por el cuarto, miro el calendario ubicando fechas de terciopelos negros y estampas antiguas. La vida del cofrade, es puro ejercicio cambiante, dependiendo de la estaciones del año. Hace menos de setenta y dos horas, éramos romeros peregrinos, alegres y festivos, ahora nos toca, dolientes y solidarios hermanos, que rezamos por las almas de los que profesaron nuestra misma Fe. Después gozos de la Inmaculada y preparar los festejos Navideños, teniendo siempre presente la Fiesta de su Nacimiento. Con el comienzo del año, todo será, la repetición de la misma disciplina, la misma faena, el mismo orden. Con los aromas primaverales, seremos nazarenos, costaleros, monaguillos, también montadores de casetas, reposteros, expertos en lonas, etc.….No me negaran que somos redondos. Y otra vez peregrinos, en más jornadas, pero romeros en primavera. Finalizando esa estación, con los aires de lentisco en el suelo, y campanitas en el fondo, terminará en gran parte el ciclo, de la temporada cofrade. Donde se dará paso a los calores, a la Patrona, y a las vísperas mas esperadas, más comentadas, más organizadoras, de la Romería y devoción de Dos Hermanas. Nuestra Señora de Valme. No ha terminado de pasar y ya estamos pensando en la del año que viene, así de recuerdos, de memorias, esta basada la vida de las personas, y la de los cofrades.
miércoles, 22 de octubre de 2008
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