viernes, 20 de febrero de 2009

meditaciones pasajeras


En mi época adolescente, (Ya me voy haciendo mayor), ayudar en estas fechas a las labores de la Hermandad y más en concreto a la priostía, era un verdadero y auténtico privilegio. Ayudar a mover un varal, acercar un llave para apretar, o bajar y limpiar las jarras, era motivo de satisfacción y alegría. Estar presente el día que se subiera el palio, el día que llegaban las flores, poner alambres, bajar una insignia y ayudar a limpiar, significaba, que eras un elegido, y que tenías que seguir trabajando y no cansarte. Éramos pocos pero persistentes, nos gustaba, insistíamos, trabajábamos, y de vez en cuando, nos llegaba algún que otro “regalito”. Si la situación lo permitía, veíamos bajar al Señor, e incluso verlo vestir, pero eso ya era el gordo de la lotería, eso era ser millonario. Que buenos recuerdos. Que buena etapa de aprendizaje.
Pues al hilo y uniendo lo anteriormente descrito, hace ya algunos días, en esas labores que parecen que nunca van a terminar de preparación y montaje, me interese por un hermano, que aspiraba o tenia pretensiones de alcanzar un cargo que le gustaba por su corte y dedicación, y que con ánimo, le propuse que se acercara y aprendiera los detalles, secretos y rincones, del citado cargo.
La respuesta que obtuve fue: “por la tardes, gimnasio y a ver a mi novia”. La verdad, para no mentir, no me sorprendió la contestación. A lo que el tercero allí presente, me contestó, “es que lo de ustedes ya no se lleva, ustedes sois como una especie de bichos raros”, eso ya si me sorprendió. Que la juventud de hoy en día, que está medianamente cerca, se desvincule y pase literalmente del tema es más que una realidad. Así que sintiéndome y siendo joven, me irrita y me enfada.
Pero amplio la conjunción, los jóvenes, adolescentes, aún llamándolos y animándolos, tampoco quieren trabajos. ¿Entonces que quieren?, la verdad que no tengo la respuesta. Miro hacia atrás y analizo las posibilidades que se les brindan y no las cogen y nosotros, que nunca recibimos una llamada ni una invitación, estábamos sin llamarnos.
Pues seguiremos con la preocupación y buscando la solución. Por que alguien tendrá que ser el futuro.

No hay comentarios: