viernes, 3 de octubre de 2008

mi pesadilla cofrade


Tengo el libro en mi casa, he leído y leo las que aparecen publicadas en el suplemento de ABC, todos los meses. Y me caían simpáticas, las veía divertidas, hasta que no me toco a mí. Pero ha sucedido. En mis propias carnes, entre las sabanas, ya he tenido mi propia PESADILLA COFRADE.

“Finalizar de Jueves Santo, pasa Vera Cruz por nuestra Capilla, y veo como entramos y devolvemos al Altar de Insignias, el Estandarte y las varas. Veo claramente en el sueño a los que me acompañan, veo a Antoñito Ortega, a Manuel, a Manolo Padre, a José Miguel, al Hermano Mayor a Fernandito Marín, todos charlan tranquilamente en medio de los pasos. Veo algo tremendamente difícil a esa hora, risas y carcajadas. Sigue la charla y por en medio de ellos emerge una figura en el Altar. Es el más grande, destaca por encima de los demás. Es el Señor. Yo muy enfadado, muy nervioso, me acerco al grupo y le pregunto: “¿A que hora pensáis subir al Señor al paso?”, a lo que una voz me responde de entre el grupo, “Tranquilízate, ahora lo subimos”. Veo que salen al almacén, se ponen sus túnicas, y empiezan a llegar nazarenos de la calle, veo trasiego de insignias, entrada y salida de costaleros. Y Ese Hombre ahí en medio, mi enfado crece por momentos. Reparto de canastos a los celadores, vienen y se llevan el Simpecado, a lo que yo vuelvo a insistir, “¿Ya va siendo hora, no?”, a lo que me responde José Miguel, “no seas pesado, ahora vamos”. Pues nada. Observo en mi sueño-pesadilla y lo veo con nitidez, como si estuviera subido en una escalera, que el monte de claveles está puesto ¿?. Sólo falta El Señor. La Capilla veo que se llena, ya están casi a todos los nazarenos, veo alguno ya poniéndose el Capirote, cruzo la Capilla corriendo, y escucho por la megafonía, “Hermanos pueden cubrirse, pueden encender la cera”, Yo grito, “¡No!, “¡Primero el Señor!”A lo que nadie me responde. El cuerpo de nazarenos íntegramente con el antifaz puesto, y yo echo un adefesio al lado del Señor, dando muchos manotazos, a lo que escucho el cerrojo de la puerta, y………uf, por fin me despierto.

4 comentarios:

Pablo G.C. (kilometradas.blogspot.com) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo G.C. (kilometradas.blogspot.com) dijo...

Melero, enhorabuena por tu designación como exaltador del Gran Poder y aprovecho para tambien feliicitarte por tu blog.

Fae dijo...

Bueno, Melerito. Te cuento yo también mi pesadilla a la espera de que los visitantes de este blog comiencen a participar también con sus aportaciones. Resulta que me he llevado muchos años, muchísimos, soñando en los días previos al Miércoles Santo que la hermandad salía y yo no llegaba a tiempo, vestido de nazareno. Siempre me encontraba ya la cofradía en la calle, intentando pasar sin éxito entre la gente para incorporarme a la fila. Cada año, la misma historia. La variante la sufro ahora. Cuando llega el Corpus, la pesadilla es que la lluvia aparezca en junio o finales de mayo. Vivir para ver.

Pablo G.C. (kilometradas.blogspot.com) dijo...

El sueño que ha descrito Fae es uno de los sueños que tambien tengo, y se repite todos los años, pero he tenido uno muy curioso que lo tuve cuando era pequeño, coincidiendo con las primeras salidas de la Hermandad de Amor y Sacrificio, os comento el sueño. Estaba viendo discurrir la cofradia, y llega el misterio de la presentación al pueblo, se para a mi altura, de buena a primera estaba observando al Señor de la Presentación y uno de los "tios de las escaleras" encargados de encender los guardabrisas, colocan la escalera justamente delante del Señor, y en esos momentos se empieza a mover el Señor, yo me quede de piedra, imaginarse una imagen moviéndose. Se dirige hacia la escalera y se baja. Cuando está en el abajo del paso, justamente delante del mismo, se dirige una de las personas que estaba por allí, no se quién porque en sueño de vez en cuando ves a personas pero no le ves las caras, y éste le dice al Señor:

-Que pasa Agustin ¿Como vas?.

Creo que ya sabeís de quien estoy hablando, ni más ni menos en mi sueño el Señor era el capataz Agustin García Gandullo. Para volverse loco.